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Fuente 1

 

FRANCIA, a comienzos del siglo XVIII, contaba con una población de 25 millones, de los cuales 23 eran campesinos que trabajaban pequeñas propiedades pertenecientes a un señor y que cumplían con las obligaciones feudales.      

Pero el campesino no dependía solamente de su propio señor, sino que además estaba gravado con impuestos extenuantes en favor del rey y con una serie de impuestos indirectos (sobre la sal, el vino, etc...).        

Cuando el campesinado no pagaba los impuestos, se le confiscaba el ganado y los instrumentos de labor, con lo que sus deudas se incrementaban todavía más.       

Las hambres se sucedían constantemente, aún en los años de buenas cosechas, así como las sublevaciones campesinas, rápidamente sofocadas.  



Reelaborado a partir de N.EFIMOV: Historia social de la revolución francesa. PAGS 5-8  en VARIOS: Trabajos prácticos de Historia. Akal pag. 95.





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Fuente 2

Los impuestos señoriales eran los más duros y los más impopulares. El régimen feudal pesaba sobre todas las tierras y llevaba consigo la percepción de derechos (...)

Los derechos propiamente señoriales abarcaban los derechos de caza, pesca, palomas, peajes, mercados, trabajos principales al servicio del señor (...) el derecho a que muelan en su molino (...) el señor conservaba la propiedad directa de las tierras que cultivaban los campesinos, por las que pagaban réditos anuales (rentas y censos en dinero y algunas gavillas de mieses) de las cosechas.

Este régimen variaba de intensidad según las regiones (...) Para apreciar su nivel hay que tener en cuenta no sólo los propios impuestos, sino también las vejaciones y abusos a los que daba lugar. 



Soboul, A. La Revolución Francesa.





 

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